Pérez Zeledón gana una vez más en casa ajena

Departamento de prensa

 

Alajuela, Estadio Alejandro Morera Soto, una sensación térmica de 27 grados, aficionados de dos equipos a la expectativa de poder gritar “gooool”, 11:00 a.m. suena el pito del Referee  e inicia el partido.

Una disputa donde desde los primeros minutos se pudo sentir a “los guerreros” jugando el todo por el todo, un planteamiento táctico y unas fichas estratégicas posicionadas inteligentemente y estudiadas a fondo por parte de José Giaconne, el Director Técnico.

Un nuevo entrenador se posicionaba en el banquillo de alajuelense y con él, la incertidumbre de una posible nueva forma de juego, pero “al profe” de los sureños no le sorprendía, tenía claro su único objetivo; Arrebatar los 3 puntos de visita.

Durante el primer tiempo, un par de acercamientos al área de gol, mantenía en alerta al guardameta de ambos cuadros, pero los defensas lograron impedirlo.

La afición de los dos equipos comienza a ponerse eufórica, ya se hacía sentir la probabilidad de variantes numéricas en el marcador.

Al medio tiempo el juego continuaba en 0 por 0.

Al minuto 61, el defensa del cuadro azúl, Keylor Soto, abre el marcador con una anotación directa a marco de cabeza que deja sin posibilidades a Patrick Pemberton.

Los rojinegros comienzan a sentirse presionados y los pocos aficionados del Municipal, demostraron una vez más, que no se trata de cantidad, si no de calidad, haciendo llegar hasta la gramilla de juego sus frases de euforia.

No había pasado 10 minutos desde la apertura del marcador, cuando se pusieron de pie los aficionados manudos, para celebrar el gol de Allan Miranda.

Un uno a uno obligaba a Pérez Zeledón a sacar sus mejores jugadas, para mantenerse invictos en el Morera, tras un antecedente de 7 partidos consecutivos en los cuales 5 estuvieron arriba en el marcador y 2 empataron.

¡Dicho y hecho! A los 85” una falta de penal por parte del anotador rojinegro para José Sánchez le da un aire de triunfo a los Guerreros del sur.

El cobro de penal exitoso por parte de Keylor Soto, cumplió con un doble objetivo: Logró posicionar arriba en el marcador a su equipo y también colocó al defensa central como el goleador del torneo.   

Este gol firmaría el cierre del marcador en ventaja de los Generaleños, que acabaron convirtiendo la eufórica “catedral del fútbol” en un cementerio; frío y silencioso, donde los rostros de decepción de los aficionados los obligaba a retirarse de su propia casa antes de que concluyera el encuentro.  

Una vez más, el mal llamado “equipo pequeño” derrotó a “un gigante” mandándolo al sótano de la tabla de posiciones, en el undécimo lugar.

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